Lunes, 02 de Diciembre 2024

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El juego de ganar-ganar

Por: Eugenio Ruiz Orozco

El juego de ganar-ganar

El juego de ganar-ganar

Las universidades son el almácigo en el que se reproducen la inteligencia y la cultura. Ahí se da forma y contenido al talento de quienes tienen la oportunidad de integrarse a las aulas, para después, ser buenos ciudadanos, útiles, productivos y solidarios. La primera universidad del mundo se creó en el año 1088 en la ciudad de Boloña, en la actual Italia. En México, la fundación de la Real y Pontificia Universidad data de 1551. La UNAM se inauguró en 1910. En Guadalajara, el Obispo Fray Antonio Alcalde y Barriga logró concluir las gestiones para que el rey Carlos IV firmara la Cédula de la fundación de la Real Universidad el 18 de noviembre de 1791, privilegio que se consumó el 3 de noviembre de 1792. Ya en la época contemporánea, nuestra máxima casa de estudios se fundó, por el gobernador Guadalupe Zuno Hernández, el 12 de octubre de 1925.

Los últimos cien años de la historia de Jalisco y el occidente de la República son incomprensibles al margen de la UdeG. Su importancia es innegable en nuestra sociedad. Hubo épocas en las que, tanto las relaciones intrauniversitarias, como entre el gobierno y la UdeG, se deterioraron en el juego de intereses extrauniversitarios. Había necesidad de una reingeniería que permitiese que cada institución cumpliera a satisfacción su cometido original. Desde el momento en que Ricardo Villanueva Lomelí asumió la Rectoría de la Universidad de Guadalajara, expresó su intención de dar un mayor peso a las actividades académicas y de investigación que se desarrollan por la Red General Universitaria.

Hace unos días, el Consejo General eligió a Karla Planter Pérez, quien actualmente se desempeña como rectora del CU Altos, para conducir los trabajos de nuestra alma mater durante los próximos años. Aun cuando es un hecho histórico que será la primera mujer que llegue a ese importantísimo cargo, lo verdaderamente relevante es que arriba a esa responsabilidad después de un desempeño exitoso en diferentes funciones de la institución. Es pues, por sus antecedentes, una profesional de la educación superior en quien podemos confiar.

Recordemos que la Universidad es un bien público: es nuestra Universidad. Nuestra casa de estudios superiores, si bien dejó de ser dependiente estructuralmente del Gobierno —es decir, goza de autonomía—, cubre sus necesidades de operación con recursos fiscales asignados por las haciendas federal y del estado. Es deseable que, en reconocimiento a su desempeño y para aprovechar su experiencia y conocimiento del medio y, en especial, su relación con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, ANUIES, Ricardo Villanueva Lomelí se integre al gobierno federal en la subsecretaría de educación superior. Desde esa posición, podría gestionar recursos y apoyos a la Universidad y fortalecer el desempeño de la rectora Planter. Eso, sin limitar la carrera política del todavía rector. El futuro no es un accidente, se construye. En eso consiste el juego: en el que todos ganamos.

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