Sábado, 15 de Junio 2024

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Cuando el lenguaje enmascara

Por: Jonathan Lomelí

Cuando el lenguaje enmascara

Cuando el lenguaje enmascara

Luego el nombre es un instrumento propio para enseñar y distinguir los seres, como la lanzadera es propia para distinguir los hilos del tejido.

Cratilo o del lenguaje. Platón 

En política las palabras importan por lo que ocultan, no por lo que muestran. Su función, más que comunicar, consiste en enmascarar.

De esta manera, el político habla de “ilocalizados” en vez de desaparecidos. Esa expresión ubica en terreno neutral el problema: están ausentes, pero están. Sólo falta localizarlos. La palabra enfatiza el lado amable: desaparecer también puede ser una indisposición pasajera. 

La siguiente cita denota maestría y dominio del lenguaje político. Tras varias semanas de tiroteos, homicidios y desaparecidos en una región, un operativo militar generó bloqueos y más enfrentamientos:  

“No ha habido incidentes de violencia más allá de lo sucedido en Lagos de Moreno. Insisto en que, cuando hay un operativo de seguridad para detener a un criminal no se puede plantear como un hecho de violencia, sino como operativo” (cierto gobernador dixit). No hubo muertos salvo los muertos que hubo. 

Ahora nos hablan de “generadores de violencia”. Ya no son asesinos, sicarios, criminales. Un “generador de violencia” se neutraliza y acaba la violencia. Su abatimiento o detención es un proceso de “pacificación” a pesar de que vuela plomo por todos lados. 

Otro ejemplo: 692 asesinatos este año es mejor que 806 homicidios en el mismo periodo de hace un año. Aunque menos bueno, pero igual positivo, que 758 asesinatos hace dos años. Si se fijan, hay un claro zigzag a la baja. Si se confunden, si cuestionan, si preguntan, sólo quieren “politizar”. “Los datos no mienten”. 

Una fosa clandestina es un caso de localización exitosa de desaparecidos. Entre más fosas, mejor hace su trabajo la Fiscalía. Un homicidio se “aclara” con un video de los asesinos y se “resuelve” con una orden de arresto sin cumplir. 

No hay desabasto de agua sino sugerencias de un sabotaje y transformadores descompuestos por culpa de la CFE. Sugerir es más fácil que probar. La sugerencia es hija bastarda de los hechos. Y la mejor forma de politizar.  

Ahora un tandeo se convierte en “sistema de suministro rotatorio de agua”. Las cifras también sirven para dar certeza: el servicio se restableció al 90%. “Paulatinamente”, no sabemos si hoy o el próximo sexenio, el derecho humano al agua quedará restablecido al 100%.   

Otro ejemplo sublime es aquel en que cierto secretario de Transporte, cuestionado por el alza en las muertes relacionadas con el transporte público, acusó a los peatones de aventarse contra los camiones. No cabe duda: en ciertas colisiones hay dolo por parte de la víctima.  

Dejar de llamar a las cosas por su nombre, usar varias palabras para describir una realidad que se resume con la simpleza de un solo vocablo, utilizar cifras con parámetros de comparación confusos, son formas para enmascarar la realidad. Evitemos caer en sus trampas: llamemos a las cosas por su nombre. 

jonathan.lomeli@informador.com.mx
 

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