Martes, 25 de Marzo 2025

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De Teuchitlán a Lo Arado

Por: Armando González Escoto

De Teuchitlán a Lo Arado

De Teuchitlán a Lo Arado

Pasando por la Autopista a Morelia no siempre es fácil saber qué es lo que realmente pasa. Cuando mucho podemos observar y aplicar la lógica, captar las contradicciones, los sinsentidos de hechos aparentemente evidentes.

¿Cuál fue la razón de reactivar el Rancho Izaguirre, convirtiéndolo en un depósito de prendas personales? Estaba clausurado desde septiembre del 2024, fecha en la que al parecer no había ahí ni un solo par de zapatos. Alguien llevó cientos, sin que se sepa quién y cuándo, aunque las razones de hacerlo sean múltiples.

El Gobierno de Jalisco dejó de informar a la Federación sobre el número de desaparecidos desde hacía dos años y no pasó nada, ni el fiscal de la República ni el Jefe del Ejecutivo se ocuparon del asunto.

Ahora, el señor fiscal enumera una larga serie de omisiones, de procesos no cumplidos, de actuarios que fallaron, de ministerios públicos que no cumplieron con su deber, también debió haber dicho: de fiscales federales que fueron omisos ante estos hechos. ¿Esas personas existen o también están desaparecidas, sea a nivel estatal o federal?

Y puesto que ahora sí cerró definitivamente el Rancho Izaguirre, ¿a dónde se trasladaron las actividades que ahí se desarrollaban? Porque las levas forzadas las siguen haciendo, el entrenamiento no ha de haberse detenido, ni tampoco la violencia con que suelen ejecutarlo. ¿Esperarán las autoridades a que las madres buscadoras los localicen para entonces actuar?

Entre los nuevos hallazgos de Teuchitlán y el momento que corre, ya hubo balaceras y bloqueos en la autopista Guadalajara-Morelia, supuestas declaraciones del cártel de Jalisco alegando inocencia, protagonismo y desmentidos de algunas madres buscadoras, y un clima de guerra en una población llamada Lo Arado, con el consiguiente cierre de la carretera Autlán-Barra de Navidad, incendio de vehículos, presencia del Ejército y anexos, sin que sepamos si capturaron o no la presa que buscaban. Estos y tantos otros hechos, ¿son inconexos?

Ojalá lleguemos a saber qué hay detrás de todo este operativo mediático, mientras tanto, lo que vemos es ya elocuente:

Que los escándalos sociales tienen una fecha de caducidad muy corta, y de acuerdo al guion mexicano cada personaje o institución sigue sus pautas.

Los medios aprovechan para llenar tiempos que, de otra manera, serían ociosos, captan audiencia, venden publicidad, dramatizan el dolor humano.

Los comentaristas agotan los enfoques, los infinitos ángulos, repasan, sintetizan, explayan, cuestionan, insinúan, y si están económicamente inclinados hacia determinada postura, la defienden.

La oposición carroñera, carente de dignidad y de honestidad, se lanza a lo grande con o sin “bots”, para usar esta tragedia real en favor de su partidismo, olvidando que el problema de la inseguridad no comenzó hace seis años, y que la escuela de complicidades la iniciaron justamente ellos.

La sociedad se escandaliza, se conmueve, se manifiesta, jura y perjura jamás haber sabido nada al respecto, así los hechos sucedieran al otro lado de sus casas o, si no hay más remedio, confiesan haber callado bajo el temor o la amenaza, también por “gratitud”, por los “bienes” recibidos de los criminales a tan alto costo.

La verdad es que casi todo mundo sabe, y a muchos hasta les consta quiénes son, dónde están, cómo operan, con la protección de quiénes, qué es lo que hacen y cómo logran impunidad, y en ese “todo mundo sabe” entran probablemente muchos miembros de los Tres Poderes y de los tres niveles, quienes o bien ocupan un lugar privilegiado en esta información, o son tan criminalmente ineptos, que lo ignoran todo.

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